*por Adriano Cabrera Rojo
Un especialista en negociación cuenta cómo ve el “clima laboral” y la “calidad de vida” en las empresas argentinas, nos da herramientas prácticas para mejorar la comunicación y la forma de relacionarnos y nos ayuda a vencer viejos paradigmas que atentan contra el trabajo en armonía. Carlos Fabián Murro nos relata su experiencia.
Yo me dedico a capacitar empresas en materia de negociación, estoy muy adentro de las organizaciones, conozco la “cocina” –dice Murro-. Me tocó vivir la crisis del 2001 y 2002, pero aún hoy, cuando la economía parece mejorar, veo que la gente está bajo una presión bastante aguda. Antes se debía a que la empresa podía desaparecer, que podíamos perder nuestra fuente de trabajo. Ahora es la presión de progresar, de aprovechar el envión de la economía. Todo esto nos angustia y altera nuestra calidad de vida. Basta con ir por la calle y ver la agresividad del tránsito, el estado de susceptibilidad general. Dentro de las empresas esta la presión de ganar mercados y mejorar la rentabilidad. Todo esto va deteriorando el clima laboral.
Acordemos!, a diferencia de su primer libro Negociemos!, está dirigido a un público más amplio, transita desde lo vínculos familiares hasta las relaciones humanas en el trabajo. La propuesta consiste en mejorar la convivencia con los demás, en ayudar a generar climas propicios para los acuerdos.
El libro trata de cómo puede mejorarse la calidad de vida de las personas en la sociedad urbana, en la mayoría hombres y mujeres que trabajan, que a su vez tienen familia y vida social –explica Murro-. Brinda herramientas y sugerencias para mejorar la calidad de vida, propone progresar en la empresa de una manera menos agresiva, menos competitiva, viviendo más en armonía con nuestro entorno: nuestros compañeros, jefes, secretarias y, también, con nuestra propia familia. Como seres humanos pasamos el 80% de nuestro tiempo con la familia y con la empresa.
Lo importado no siempre es mejor
Murro, que cuenta con una amplia experiencia en capacitación de empresas locales y extranjeras, tiene un desafío: que la negociación opere sobre las relaciones humanas para mejorar la calidad de vida., desde una actitud de respeto hacia la integridad del otro.
En 1999 creé el Proyecto Negociemos! que tiene tres patas: una es la capacitación, para gestionar negocios de una forma más profesional; otra es el asesoramiento a empresas, el coaching para entrenar a la gente para negociar mejor o la asistencia directa en negociaciones; y la tercera son mis libros. Este proyecto tiene mi mirada personal adquirida en mis años de experiencia con empresas en Latinoamérica, cuenta el autor, y explica que a las herramientas importadas (del mundo anglosajón) para la solución de conflictos, les cuesta demasiado insertarse en nuestro medio. Esto se debe a que tienen una impronta local, con problemas y realidades distintas a las nuestras. No adapté, sino que creé un nuevo sistema muy diferente al anglosajón –aclara-, ellos tienen perspectivas diferentes del poder, del tiempo y de la información.
Confundimos lo urgente con lo importante
Por esta razón, importar herramientas no sirve en una sociedad más desigual y desequilibrada, por lo que debemos generar nuestras propias herramientas que atiendan a estas desigualdades. Además, el tiempo de un anglosajón o europeo es diferente. Nuestras urgencias nos dominan y condicionan, “venimos corriendo de atrás”, tenemos que ir superando las cosas más rápidamente, confundiendo lo urgente con lo importante. Una persona muy urgida por llevar el pan a su casa no puede ocuparse de su desarrollo personal y profesional, de esta forma termina entrando en un círculo vicioso y no puede progresar. Un claro ejemplo es lo que hacen las empresas en épocas de crisis, lo primero que eliminan es la capacitación.
El autor propone mejorar sensiblemente la comunicación laboral, social y familiar. Para esto brinda una batería de herramientas prácticas y fácilmente utilizables en cualquier entorno.
Vivir en armonía vs falsos paradigmas
El libro analiza las causas de los conflictos en las relaciones interpersonales. Brinda herramientas para evitar el mal clima laboral que estos provocan, con la consecuente baja en la productividad. También describe los factores que se ponen en juego, ya sean prejuicios, diferentes códigos o cuestiones culturales.
La causa más común de los conflictos son las internas, que son juegos de poder. Cuando esto no está bien manejado, empieza a expandirse un estado deliberativo –el radiopasillo-. La ausencia de liderazgo hace que se deteriore más rápidamente el clima laboral. La lucha por el poder, el progreso, la competencia. Todo esto se agudiza en época de crisis, en momentos de mayor exigencia para perseguir objetivos, empresarios que no son respetuosos de la individualidad de cada trabajador, explica Murro y enfatiza: el ABC de las buenas relaciones interpersonales es el respeto hacia el otro y hacia uno mismo, la adecuada comunicación y la generación de permanentes desafíos que vulneren los falsos paradigmas. Puede lograrse todo con armonía. Vivir en armonía no significa ser débil como suele creerse en una sociedad muy competitiva. Se logra mucho más generando adecuados climas de trabajo. El viejo paradigma de que el competidor agresivo logra más puede tener buenos resultados en el corto plazo, pero muy malos en el largo plazo.
La obra aborda la necesidad del conocimiento de uno mismo y de los otros. Los diferentes estilos de jefes –negociador, autoritario, etc.- y los distintos patrones de conducta. El “campo de juego” y “las batallas”; los tipos de “jugadores” y la posición de uno mismo dentro del “campo de juego”. Temas estos que influyen en la carrera profesional de cada empleado dentro de la compañía.
¡Progresemos mientras la crisis no está!
Murro explica las causas de una mala calidad de vida y da herramientas para mejorarla: una buena calidad de vida laboral es cuando el empleado se siente bien en su trabajo, se siente útil para lograr los objetivos de la organización, se siente respetado en sus habilidades personales y como ser humano. Mucha gente me manifestó la angustia que siente cuando llega al su trabajo. Esto ocurre porque trabaja dentro de un clima que le hizo perder su calidad de vida, su autoestima. Y agrega: en el trabajo, cuando no estamos en crisis, queremos desandar la caída abrupta sufrida en la misma, queremos reencontrarnos urgente con nuestras metas, viviendo en un estado de presión muy agudo que hace muy inestable el clima laboral, porque necesitamos progresar rápidamente, con agresividad y demasiada competitividad. Se producen internas donde necesitamos aprovechar los cortos momentos de crecimiento para ocupar la posición más alta posible, igual que los otros competidores, lo cual genera una distorsión del clima laboral y la relación con los otros compañeros. Uno de los objetivos de “Acordemos” es generar armonía en el trabajo, respeto hacia los otros y hacia nosotros mismos, evitar dañar y protegernos de ser dañados. Todo esto sin perder de vista nuestras metas.
El autor afirma que la negociación es la base de Acordemos!: hay que exprimir más a la negociación porque es un sistema que tiende a resolver conflictos pacíficamente y establecer armonía con nuestro entorno. Por eso sirve en cualquier grupo social. La negociación parte del respeto por el interés del otro, porque para alcanzar un acuerdo debo integrar e involucrar al otro. Es la herramienta más civilizada que ha generado el ser humano para resolver sus conflictos. Lo contrario es la imposición de la autoridad o la guerra. En la negociación la decisión se toma en conjunto.
¿Cuál es la función vital del líder?
El libro analiza la figura del jefe y su misión como tal, tanto hacia los objetivos de la organización, como hacia el respeto por la dignidad de los empeleados. También se refiere a las características y estilos de trabajo y dónde cada uno puede sentirse más cómodo, de acuerdo con su vocación.
Debemos autoconocernos, conocer nuestras potencialidades para saber en qué lugar de la empresa nos sentimos mejor. Muchas veces creemos que estamos en el puesto más adecuado para nosotros, a pesar de sentirnos incómodos o presionados por las responsabilidades. Pero como estamos urgidos por progresar nos sentimos angustiados. En un equipo de fútbol voy a jugar en el puesto dónde me siento más cómodo y más útil. El jefe, cual DT, tiene que reconocer las habilidades naturales de cada jugador y saber dónde se siente mejor dentro del campo de juego laboral, ésa es una función vital del líder para evitar que los empleados se sientan frustrados, lo cual también hace al clima laboral.
La responsabilidad social “interna”
El autor sostiene que los empresarios pueden hacer mucho por las relaciones interpersonales y que, en los últimos años, especialmente después de la crisis del 2001, empezaron a ocuparse más de éstos temas. Lo primero que tiene que hacer un empresario es reconocer que la dignidad humana está antes que cualquier objetivo estratégico, esto debe ser parte de la cultura de la organización. También debe ocuparse de capacitar a sus líderes y evitar que se sientan frustrados y desmotivados. En éste sentido la responsabilidad es muy grande porque un empleado en ésas condiciones no sólo rinde menos, sino que tampoco puede cumplir adecuadamente su rol social y familiar.
Murro remarca los efectos nocivos que tienen los conflictos laborales en los empleados, no ya en su trabajo, sino que trascienden a su vida social y familiar. El tema de la convivencia se volvió muy importante para algunas empresas, por eso implementan programas para desarrollar un buen clima laboral. La ausencia de éste último, desestructura, angustia y hace perder productividad. También tomaron conciencia de lo importante que es la adecuada comunicación entre la familia y el trabajo. El vaso comunicante es el empleado: si el empleado se encuentra estresado empieza a dañarse su relación con la familia. A su vez ésta última comienza a gravitar desfavorablemente en la oficina porque, con razón, demandan más atención y mejor calidad de tiempo a su ser querido que, en círculo vicioso, se estresa y se angustia todavía más. El resultado: menor rendimiento, culpa y falta de motivación. Es habitual en estos días el día de la familia en el trabajo, dónde las empresas encuentran un eficaz espacio de comunicación entre los dos mundos más importantes de cada uno de nosotros: la empresa y el trabajo, redundando en más confianza, mejor conocimiento y mayor calidad de vida laboral y familiar.
MAÑANA PROFESIONAL N 93.